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Antisépticos indispensables en un botiquín

Los antisépticos son sustancias químicas que aplicamos sobre nuestra piel para eliminar, reducir y evitar el crecimiento de microorganismos (esporas, hongos, virus, microbacterias…) y así evitar infecciones. Normalmente se aplica en heridas y en las mucosas. Es lo mismo que los desinfectantes, pero mientras que éste se echa a objetos inanimados, los antisépticos se aplican a tejidos vivos porque son menos tóxicos.

Los antisépticos son productos indispensables en el botiquín de cualquier casa, de la oficina o el que llevamos de viaje.

Para elegir los mejores productos debemos tener en cuenta varios aspectos: deben ser efectivos frente al mayor número de microorganismos posible, tienen que actuar rápidamente, no pueden causar daños en los tejidos y se deben aplicar con facilidad.

Los antisépticos más conocidos son el alcohol etílico, la clorhexidina, la povidona iodada (Betadine®) y el agua oxigenada.

Alcohol

El alcohol es un antiséptico efectivo frente a casi todo tipo de bacterias. El alcohol al 70% aplicado en la piel húmeda mata en 2 minutos el 90% de las bacterias cutáneas y su efectividad aumenta si antes se limpia la piel con agua y jabón, y se frota con suavidad. Eso sí, no se puede aplicar sobre una herida abierta porque además de eliminar bacterias elimina células vivas de la piel, además de producir una fuerte irritación y forma coágulos que favorecen el crecimiento de bacterias.

Es el antiséptico que se utiliza sobre la piel por ejemplo cuando se va a hacer una extracción de sangre, se va a poner una inyección o se va a hacer una punción.

Debemos tener cuidado porque es inflamable y su uso prolongado puede secar la piel e irritarla.

Clorhexidina

Es un antiséptico muy versátil que se utiliza en distintas situaciones:

  • Enjuague bucal para tratar aftas, heridas…
  • Lavado quirúrgico y preparación de la piel en hospitales.
  • Heridas abiertas tipo rozaduras, cortes.
  • Quemaduras.

La clorhexidina es un producto no abrasivo ni irritante que además tiene muy baja toxicidad.

Entre sus “inconvenientes” está su baja efectividad frente a virus y hongos.

Para aplicarla debemos utilizar una gasa o algodón y evitar el contacto con ojos, boca y oídos. También existe en formato spray.

Agua oxigenada

Es un anti-séptico de corta duración. Es útil para matar las bacterias que sobreviven y multiplican en ambientes sin oxígeno y otras bacterias a las que el agua oxigenada oxida sus componentes celulares destruyéndolas.

Cuando aplicamos el agua oxigenada a una herida, la espuma que produce es el oxígeno que se desprende como reacción con una enzima de nuestra sangre (la catalasa).

Povidona yodada (Betadine®)

Está compuesto por yodo molecular y un polímero que lo transporta y lo libera lentamente para entrar en las paredes celulares de los microorganismos y oxidarlos para destruir el patógeno.

Es un antiséptico muy completo y de acción rápida. De color marrón anaranjado se utiliza para la desinfección de heridas quemaduras y úlceras.

Dada su alta concentración en yodo no es recomendable para personas que padecen de tiroides, intolerantes al iodo, bebés y mujeres embarazas o en periodo de lactancia. Como alternativa pueden aplicarse clorhexidina.

Además de estos cuatro, otros antisépticos son la tintura de yodo (más activa y rápida que la povidona yodada), formaldehido (de acción muy lenta), glutaraldehído (muy utilizado para desinfectar el material quirúrgico) e hipoclorito sódico (se inactiva rápidamente).

En cuanto a su formato nos podemos encontrar con productos líquidos (con aplicador o sin él), colutorios, sprays, jabones, toallitas, parches…

Es importante que dispongamos de todos ellos en nuestro pequeño botiquín de casa ya que, aunque nos puedan parecer iguales tienen sus diferencias y debemos conocerlas para emplear el más adecuado en cada situación.