El zóster es una infección viral que causa una erupción dolorosa. Si bien puede ocurrir en cualquier parte del cuerpo, se presenta, con mayor frecuencia, como una franja de ampollas alrededor del lado izquierdo o derecho del torso.
El zóster se presenta a causa del virus de la varicela-zóster, que es el mismo virus que provoca la varicela. Cualquier persona que haya tenido varicela puede tener zóster. Una vez que te recuperas de la varicela, el virus puede ingresar al sistema nervioso y permanecer inactivo por años.
Con el tiempo, puede reactivarse, desplazarse por las vías de los nervios a la piel y provocar zóster. Sin embargo, no todas las personas que tuvieron varicela presentan zóster.
Las personas con zóster pueden contagiarle el virus de la varicela-zóster a cualquier persona que no sea inmune a la varicela. El contagio suele ocurrir mediante el contacto directo con las llagas abiertas de la erupción de zóster. Sin embargo, una vez infectada, la persona presentará varicela en lugar de zóster.
El herpes zóster es una infección localizada producida por el virus varicela-zóster (VVZ) que está causada por una reactivación de dicho virus en los ganglios sensitivos (estructuras del sistema nervioso) donde permanece latente tras la primoinfección. Como consecuencia de diferentes factores, el organismo no es capaz de controlar la infección y el virus se propaga transmitiéndose de los ganglios sensitivos hasta la piel o mucosas, dando lugar a la clínica característica.
Una bajada de inmunidad, puede reactivar el virus.