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La amigdalitis vírica y bacteriana, como evitar que se convierta en crónica

Existen 2 tipos de amigdalitis o anginas en función de que la causa. La vírica que se llama así porque está provocada por un virus y la bacteriana causada por una bacteria, la más común la streptococo, por eso también se le llama amigdalitis estreptocócica.

En cualquier caso, los 2 tipos, la amigdalitis vírica o la bacteriana se manifiestan igual, con la inflamación de una o las dos amígdalas. Pero ¿qué son y para qué sirven las amígdalas? Las amígdalas son dos tejidos ovalados que tenemos en la parte posterior de la boca, al comienzo de la garganta, a cada lado de la faringe. Su trabajo es doble:

  • Generan linfocitos: células que producen anticuerpos que reconocen los virus y bacterias y dan una respuesta defensiva a esta invasión de nuestro organismo.
  • Protección contra infecciones digestivas y respiratorias.

Ahora bien, cuando tenemos dolor de garganta debemos reconocer que tipo de dolor es para no confundirlo con la laringitis o faringitis. En el caso de las anginas, como hemos dicho da igual la vírica o bacteriana, los síntomas más comunes son:

  • Dolor en la zona de la garganta y si es grave se puede extender al oído.
  • Dificultad o dolor al tragar alimentos y saliva.
  • Anginas rojas e inflamadas, una o las dos amígdalas e incluso la zona mucosa de la garganta.
  • Placas o puntitos blancos. Aunque se cree que este síntoma está producido por una bacteria y para eliminarlas hay que tomar antibióticos, no tiene porque. Las placas blancas pueden ser debidas a una amigdalitis vírica, pero también a hongos o residuos acumulados en la zona.
  • Lengua blanca.
  • En algunos casos fiebre.
  • Ulceraciones con una amigdalitis grave o crónica (que se repite).

En cuanto a su origen, las anginas, como casi cualquier patología pueden tener distintas causas:

  • Estrés emocional, laboral o familiar.
  • Agotamiento, ansiedad, fatiga, falta de sueño.
  • Mala alimentación.
  • Pasar muchas horas en lugares con aire acondicionado, en zonas con muchos contrastes de temperaturas o sin ventilación o muy secos.
  • Consumir bebidas frías y con hielos.
  • Enfriamiento después de sudar.
  • Pelos o pies mojados durante un tiempo prolongado.
  • Personas con amígdalas hipertróficas (muy grandes). En este caso la amigdalitis puede ser crónica.
  • Infecciones víricas, bacterianas u otras como hongos o parásitos.
  • Enfermedades del sistema inmune y/o linfático.

Productos naturales para la amigdalitis

En caso de que tengamos anginas, lo primero que debemos hacer es tratar el síntoma: el dolor y la inflamación, a continuación, la infección y, por último, debemos reforzar nuestro sistema inmune e ir al origen para evitar que se repita y que se convierta en una amigdalitis crónica.

Debemos tener en cuenta que todos tenemos lo que se llama tendencia mórbida, es decir, solemos padecer la misma patología una y otra vez y ésta puede ser la garganta, con lo que podríamos sufrir recurrentemente amigdalitis, lo que algunos llaman anginas crónicas.

Para reducir el dolor y la inflamación en Olaiz recomendamos tres productos naturales:

Para la amigdalitis bacteriana deberemos tomar antibióticos naturales para la infección, siempre acompañados de probióticos de calidad para la flora intestinal y evitar los efectos secundarios. Entre los antibióticos naturales de vías altas tenemos Biotic forte de GSE a base de semillas de pomelo y Oleocaps 1 vías respiratorias de Pranarom.

En caso de tener amigdalitis crónica es importante que tengamos en cuenta nuestro estilo de vida, fundamental para la cuidar la salud. Los hábitos que tengamos son fundamentales para el éxito de un tratamiento y para evitar su cronicidad y para ello será fundamental una buena alimentación, descanso, evitar el estrés y algo que es de gran ayuda, las infusiones de flor de saúco y manzanilla con una cucharada de miel y unas gotas de limón.

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