LA RESISTENCIA A LOS ANTIBIOTICOS
Un antibiótico es una sustancia química formulada para destruir bacterias que pueden causar infecciones. Pero su uso desmedido a lo largo de todos estos años, ha conllevado que las baterías cada vez se vuelvan más resistentes a la acción de los mismos, dándose un problema que será cada vez más preocupante si no le ponemos remedio.
El primer antibiótico lo descubrió Alexander Fleming de una forma casual en 1929. Cuando este investigador se encontraba estudiando bacterias de estafilococo, tuvo que ausentarse durante casi un mes y se dejó olvidada una de las placas en las que estaba investigando. Su descuido le llevó a comprobar que la placa se había contaminado con un hongo identificado como Penicillium Notatum, y observó que dicho hongo había destruido las bacterias.
Como consecuencia de sus investigaciones al respecto, se sintetizó el primer antibiótico que es la penicilina, y este gran descubrimiento le llevaría a ganar años después el premio nobel de medicina.
Sin embargo, ya en 1945 cuando obtuvo el premio Nobel, Fleming advirtió de que por aquella época ya se estaban generando ciertas resistencias de los estafilococos a la penicilina, por aquellos años ya se situaba en torno a un 15% de cada caso estudiado.
En la actualidad, estas resistencias se han incrementado de una manera exponencial debido al consumo inadecuado que hacemos de los antibióticos. Y es que también los utilizamos de manera preventiva frente a las enfermedades, y no solo con el uso correcto para el que realmente se han desarrollado. Tal y como se indica en parte de su término “antibio”, los antibióticos están contemplados para matar la vida de la bacteria que está causando una infección concreta, pero no para utilizarlos antes de que aparezca
¡Cuántos antibióticos se han utilizado de forma inadecuada para aliviar procesos gripales o al primer síntoma de un dolor de garganta! Y eso es algo que se debe evitar.
Se calcula que en una década, el uso de antibióticos se multiplicará por doscientos. Y es que se consumen mucho más allá del área farmacológica; también se suministran cada vez más a todo tipo de animales, incluyendo el ganado, las aves y los peces para evitar que enfermen. Y también se usan en la fumigación de las plantas. La naturaleza está llena de residuos e antibióticos, y existen antibióticos como la vancomicina que pasan a formar parte de los residuos de la naturaleza sin apenas transformarse.
Esto ha hecho que las bacterias hayan desarrollado unos mecanismos para su supervivencia y se hagan resistentes. Las bacterias suponen el 60% de la matera viva de la tierra, y su periodo de multiplicación es cada 20 minutos, por ello se adaptan mucho más fácil a los cambios que el ser humano.
Hay que tener en cuenta que las bacterias tienen mecanismos muy sofisticados para volverse resistentes de diferentes formas. Por un lado modifican la permeabilidad de su pared para que los antibióticos no entren. Pero si el antibiótico logra penetrar, desarrollan enzimas para destruirlos, y además trasladan la información genética a otras células que no han estado en contacto con los antibióticos, haciéndolas también resistentes.
Si bien esto es muy preocupante, se añade el hecho de que antes se creía que la resistencia a los antibióticos dependía de la cantidades suministradas, pero se ha demostrado que incluso con dosis muy bajas se genera resistencia; de ahí la gravedad del tema.
Los antibióticos cada vez inundan más la naturaleza. Y si bien existen sellos de productos sin antibióticos, cada vez es más difícil encontrarlos.
¿Dónde se generan las bacterias multiresistentes más agresivas? Pueden darse en granjas donde miles de animales viven hacinados y las bacterias se multiplican de forma exponencial, pero también pueden darse en hospitales, donde las bacterias se hacen resistentes incluso creciendo en las soluciones utilizadas para la desinfección.
Cada vez vemos más infecciones causadas por la ingesta de antibióticos, y esto es algo que debemos parar. Debemos ser especialmente vigilantes con la alimentación, y ser exigentes en el consumo de los productos. El uso inadecuado de antibióticos en granjas, animales, piscifactorías y piensos entre otras cosas está logrando que destruyamos toda la microflora y el equilibrio del ecosistema.
Y algo también muy importante; recuperemos las fuentes de investigación para desarrollar un mayor número de antibióticos naturales, que provocan una menor resistencia por parte de las bacterias que los de origen químico.
Si volvemos a la idea con la que hemos comenzado este artículo… ¿De dónde surgió el primer antibiótico, que fue la penicilina? ¡De un hongo proveniente de la naturaleza!
Los antibióticos existen desde siempre en la naturaleza, con miles de principios que trabajan en sinergia para defenderse de infecciones bacterianas y plagas. Y con el desarrollo tecnológico hemos logrado mejorar su extracción y el control de sus activos en beneficio de nuestra salud. Es un campo de infinitas posibilidades que debemos seguir explorando.
¡Si tienes alguna duda no dudes en escribirnos y te ayudaremos encantados!