EL ACEITE DE PALMA, ¿A FAVOR O EN CONTRA?
El aceite de palma es un ácido graso saturado. Se llama grasa vegetal porque es sólido a temperatura ambiente. Y se cultiva sobre todo en Indonesia y Malasia.
Dentro de estas grasas vegetales, la calidad es distinta: unas son “peores” que otras. El aceite de palma es uno de esos. Se usa con frecuencia, ya que es muy rentable de cultivar frente a otro tipo de aceites y además su precio en el mercado es inferior.
Su forma refinada hace que sea mucho más duradero, ya que no se oxida, por lo que los productos no se enrancian y así se alarga la fecha de caducidad (la bollería se mantiene fresca más tiempo, las galletas no se reblandecen, las patatas y los snack no se enrancian y los sabores se mantienen).
Por esta razón, la industria prefiere usar este aceite en vez del aceite de oliva o de girasol. Estos últimos son potentes antioxidantes pero después de un tiempo, se oxidan y los alimentos pierden su sabor y se estropean, por eso no se usan tanto en la industria alimentaria; además está claro del tema precio también.
En conclusión, el aceite de palma es perfecto para los intereses de la industria alimentaria.
¿Por qué se utilizan en productos infantiles?
No entendemos como en los productos infantiles se usa el aceite de palma.
La industria alimentaria lo usa porque es un producto barato, aunque sabe que es un producto deficiente como sustituto del ácido palmítico que contiene la leche materna. Pero tenemos que tener en cuenta que el aceite de palma puede ser de dos tipos: alfa y beta.
La leche materna tiene de tipo beta, que es más saludable para nuestro organismo, ya que la de tipo alfa puede dificultar la absorción de distintos nutrientes, como el calcio. Pero al someter al citado aceite a tantos procesos de refinamiento, pierde todas sus propiedades y la cantidad de vitaminas A y E brillan por su ausencia.
¿Realmente es tan perjudicial como dicen?
Un consumo excesivo de estas grasas vegetales favorece la aparición de enfermedades cardiovasculares y metabólicas, y en los últimos estudios se ha podido comprobar que acelera el proceso de metástasis, aumenta el colesterol malo,... y un largo etc...
Pero éste no se encuentra sólo en los productos infantiles, está presente en gran parte de nuestra dieta, en las galletas, en la bollería industrial, en las patatas fritas, en los snacks, en las cremas de cacao, en la comida precocinada… Mientras que los aceites vegetales, en especial el aceite de oliva de nuestra dieta mediterránea, nos protegen de todas estas enfermedades.
Por eso es importante leer bien las etiquetas y consumir aceites vegetales y no grasas vegetales.
¿Por todo esto, de verdad queremos dar este tipo de alimentos a nuestr@s hij@s? Ya llegará la época en la que decidirán por si solos que comer, pero mientras los padres y madres sean responsables, es normal que se preocupen y que quieran lo mejor para su alimentación y salud. Necesitan para eso saber leer bien las etiquetas para poder elegir alimentos de calidad.
Y después de todo esto, no podemos olvidarnos además del daño medioambiental que provoca la producción de este aceite. Así que seguiremos hablando en futuros post.... ¿os parece?
¿Qué opináis vosotros de toda esta polémica que se ha generado?
¡Un saludo y cuida tu salud!