El paracetamol es un analgésico no opioide y antipirético, derivado del p-aminofenol, que bloquea periféricamente los impulsos del dolor a través de la inhibición reversible de la ciclooxigenasa, enzima que interviene en la síntesis de prostaglandinas. La acción antipirética se debe a la inhibición de protaglandinas a nivel del centro termorregulador situado en el hipotálamo
Está indicado para el alivio o tratamiento del dolor ocasional leve o moderado, como dolor de cabeza, dental, muscular o de espalda y en estados febriles. El paracetamol también es un antipirético, lo que significa que baja la fiebre. La fiebre es un proceso de nuestro cuerpo muchas veces necesario, porque nuestro organismo produce altas temperatura para conseguir destruir y hacerle frente al virus o bacteria que nos está haciendo daño... Por eso, a no ser que sean fiebres muy altas es mejor evitar tomar el paracetamol. Para poder destruir antes al agente patológico y así acabar antes con el proceso. Además, como nos quita el dolor y la fiebre, podemos pensar que estamos bien y estar escondiendo una patología o infección que debería ser tratada de una manera diferente. Debemos tomarlo durante un periodo corto de tiempo y bajo la supervisión de un sanitario. Si el dolor se mantiene durante más de diez día (5 días para los niños) o la fiebre durante más de tres días, o empeora o aparecen otros síntomas, se debe reevaluar la situación clínica.
El paracetamol no posee efectos antiinflamatorios, mientras que el ibuprofeno si.